Anoche Timotea te buscaba, y creo que ella lo venía suponiendo… Ustedes siempre tuvieron el privilegio de entenderse sin tener que ejercitar la prueba y el error. De alguna manera, yo siempre quedaba afuera.
Qué queres, Antígona? Subí que son las cuatro de la mañana
Miauuuuuooooooo
Un kanikama antes de la muerte. Como último deseo de gato, no está mal. Reconozco que no sé cual sería el mío en las mismas circunstancias, seguramente, algo más artificioso que un pedazo de pescado industrial. Seguramente, moriría sin obtener lo que no sabría cómo pedir.
Tu motor de tenue taladro ya no suena, y aunque no pienso hacer de esto una elegía, fue imposible no extrañarlo.
Creo que tu bondad fue la única que nunca rechacé. Supongo que eso me empobrece un poco como habitante de mi especie y a vos te engrandece: nada de traición, tus uñas siempre se afilaban en la madera de la mesa para que luego sea más fácil saltar a la terraza de al lado.
Y la casa que cuidabas porque era tuya, habita en sí algo más sola, refleja tus silencios, acunando, dormida, tu presencia.

5 comentarios:
Oh, y ahora quién querrá rasguñarme?
Mis respetos para Antígona, Mary, seguramente a los ángeles les pareció haber visto un lindo gatito.
Por qué será que sos mucho más "nice" por escrito?
Me gusta lo que haces, che
Nunca más te ví por los lugares que solias frecuentar, una macana.
Igual, yo si te vi, me gustó como leiste la otra noche.
me viste o no me viste? que contradicción más evidente...
Y, María Battiti, te vas o te quedas?
P.
Huyo.
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